Por Shannon McCoy
¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Y no hay nada en la tierra que desee aparte de ti (Salmo 73:25).
La vida puede ser súper ocupada. Muchas actividades y desafíos compiten por nuestro tiempo y atención – trabajo, familia, amigos, iglesia, deportes, y compras – que nos distraen de centrarnos sólo en Dios. Estamos tentados a centrarnos en nosotros mismos buscando soluciones terrenales. Cuanto más nos centramos en nosotros mismos, más disminuye nuestra visión de Dios.
Centrarse sólo en Dios nos permite tener la perspectiva adecuada de la vida. Cuanto más lo conozcamos y estemos en comunión con Él, más comprenderemos las razones de la vida y los propósitos de nuestras pruebas. Centrarse sólo en Dios nos ayuda a comprender su suficiencia para toda la vida.
Los beneficios de centrarse sólo en Dios
El deseo de Dios es que lo busquemos. Él mira desde el cielo para ver si alguien lo busca (Sal 14:2). Las Escrituras nos dicen que busquemos el Reino de Dios y a sus justos y que Él satisfará todas nuestras necesidades (Mateo 6:33).
Aquellos que lo buscan, Él se complace en estas promesas:
- Él estará presente (Stg 4:8)
- Él perdona nuestros pecados (2 Cr 7:14)
- Él nos recompensa (Heb 11:6)
- Él será encontrado (Jer 29:13)
- Nunca nos abandonará (Sal 9:10)
- No nos faltará nada bueno (Sal 34:10)
Buscar a Dios es nuestro enfoque en la vida. Experimentamos su bondad cuando esperamos en Él y buscamos su presencia (Lam 3:25).
Cuatro maneras de mantenerse enfocado en Dios
Dios no es una lista de chequeo. Nos invita a buscar una relación íntima con Él. Estas cuatro formas fundamentales de centrarse en Dios son herramientas para practicar la presencia de Dios.
Herramienta #1: Un tiempo de devoción
El propósito de un tiempo de devoción es buscar la presencia de Dios, para fomentar y cultivar nuestra relación con Él y estar en la misma página con Dios. Es una calle de doble sentido, comprometiendo a Dios a través de la lectura de las escrituras, la alabanza y la adoración y la Escritura. Las devociones mantienen los fuegos encendidos en nuestra relación con Dios. Cuanto más nos comprometamos, más grande será.
Herramienta #2: Tener un lugar y un tiempo para encontrar a Dios
El hecho de haber designado espacios y tiempos para pasar con Dios lo hace especial. Ayuda a preparar nuestra mente para este encuentro con Dios. Sin embargo, cualquier lugar y cualquier momento puede ser un momento especial con Dios.
Herramienta #3: Luchar contra las distracciones
A la mayoría de nosotros nos resulta difícil centrar nuestra mente en Dios. Nuestra carne siempre está luchando contra el Espíritu (Gálatas 5:17). Los pensamientos que distraen deben ser reemplazados por pensamientos piadosos. El Espíritu Santo trabaja detrás de las escenas de nuestros corazones cambiando nuestros deseos a aquellos que le agradan.
Herramienta #4: Memorizar las Escrituras
Memorizar las escrituras no es para que los buenos cristianos obtengan una estrella dorada en la Escuela Dominical. Memorizar las escrituras alimenta nuestra alma y permite al Espíritu Santo usarlas en la vida diaria. Las Escrituras son nuestra línea de vida para navegar a través de las pruebas y desafíos de la vida cotidiana.
Cuando nos enfocamos intencionalmente en Dios, encontraremos que Él está soberanamente presente en nuestra vida diaria.