Escrito por Chelsey Gordon
En un mundo profundamente caído bajo la maldición del pecado (Gen. 3, Rom. 8:20-22), ocupado por “potestades que dominan este mundo de tinieblas” y “fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Ef. 6,12), los cristianos son llamados a “mantenerse alerta” (Ef. 6, 18). En vez de ser atrapados por las artimañas del diablo (Ef. 6, 11), somos llamados a ponernos la armadura para que “cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin con firmeza” (Ef. 6:13). Una de las mejores herramientas del diablo, quien es el padre de mentiras (Juan 8:44), es engañar. Si debemos estar alertas a estos ataques, debemos luchar activamente por la verdad y en contra de la mentira, protegiéndonos a nosotros mismos y a otros de la amenaza real de ser engañados. Ningún ser humano es inmune a esto, ni siquiera los consejeros bíblicos. Somos susceptibles y debemos estar en guardia.
Al estar alerta de esta constante amenaza de ser engañados, hay que tener cuidado: el abuso doméstico puede ser particularmente desorientador para los consejeros por el rol que juega el engaño en permitir, sostener y ocultar el abuso. Dese cuenta de que mucho de lo que inicialmente se ve y se oye en la vida eclesial o en durante las consejerías, puede bien ser una fachada, oscureciendo su visión para ver la verdad. El esposo que parece caballeroso y complaciente cuando habla con usted o con el pastor puede ser odioso y obstinado en su casa. La esposa que parece querida con su esposo y enamorada de él en público, puede estar actuando así como producto del miedo, sabiendo de los horrores que él es capaz de hacer en lo privado.
No sean sorprendidos por el engaño
Esta dinámica de las cosas que no son lo que parecen ser, en los casos de abuso doméstico, que puede frustrar tanto al consejero como al proceso de consejería, no debe sorprendernos, pues debido a las dinámicas particulares del abuso [1], estos casos siempre incluirán varias capas de engaño, incluyendo (entre otras): la mentira, la manipulación, la minimización, la negación, búsqueda de culpables [2], distorsión, y otro número de tácticas para encubrir el poder y la posición del abusador, y crear una atmósfera nublada que deforme la visión de todos los que hacen parte del proceso, incluyendo a aquellos que quieren ayudar.
Los consejeros bíblicos, familiarizados ya con la doctrina del pecado, la realidad del cuidado espiritual y las tendencias generales del corazón humano, deben siempre (independientemente del problema que se presente) esperar que haya algún nivel de engaño inhibiendo el proceso de consejería. Sabemos que después de La Caída (Gen. 3:1-3), Satanás, el engañador (Ap. 12:9), ha estado mintiendo, distorsionando las palabras de Dios, llevando las personas al pecado. No solo eso, sino que, como resultado del primer pecado, todos los corazones humanos están ahora inclinados a engañarse y a engañar a otros (Jer. 17:9). Muchos de nosotros hemos sido testigos de corazones especialmente endurecidos que, inflamados de orgullo, buscan encubrir sus transgresiones en vez de confesarlas humildemente y dejarlas (Prov. 28:13-14). Sabiendo lo que sabemos y habiendo visto lo que hemos visto, no debemos ser ingenuos ante el presente potencial del engaño en nuestros aconsejados, más bien, debemos anticiparnos a que aquellos atrapados en pecados profundamente arraigados, responderán típicamente a la confrontación, no con la verdad sino con cualquier forma de engaño. Aquellos que perpetúan actos de abuso no son la diferencia. Para actuar con perspicacia en la intervención del abuso doméstico, debemos aprender a anticipar el engaño. No podemos permitir que esto nos llegue de sorpresa.
Todas las mentiras son serias pero no todas están arraigadas en la misma motivación.
Una inconsistencia preocupante de la que he sido testigo al intervenir el abuso doméstico en contextos eclesiales es que, aunque muchos de los pastores o consejeros que intervienen luchan para comprender o aceptar la posible presencia del engaño en la vida y respuestas del acusado, a menudo están muy dispuestos a asumir o reconocer el engaño en la presunta víctima. Ocurren consecuencias trágicas cuando aquellos que están ministrando a una esposa abusada, son más rápidos en asumir que ella está mintiendo, en vez de explorar la verdadera posibilidad de que quien está realmente involucrado en un engaño deliberado, es el que tiene más que esconder: su esposo abusivo. Como gente de la Palabra, nunca debe sorprendernos cuando aquellos que están siendo acusados de pecados serios, hagan todo lo que esté en su poder para mantenerlo escondido en la oscuridad. Incluso, si ambas partes parecen estar participando de algún tipo de engaño, es crucial que examinemos las motivaciones particulares que mueven las acciones de cada uno. Las víctimas son típicamente tentadas a omitir verdades o mentir completamente por variadas razones, y el abusador puede ser tentado a hacer lo mismo. Por ejemplo, la historia de una víctima puede parecer que cambia con el tiempo.
- Ella puede ser engañada. Porque ha vivido por mucho tiempo en un mundo definido por las demandas y los engaños de su abusador, ella ha empezado a creer e internalizar estas mentiras como verdad.
- Ella puede estar insegura. Puede que todavía no esté lista para revelar detalles personales y en ocasiones vergonzosos del abuso que ha padecido y mantenido en secreto a propósito. A medida que la víctima comience a confiar en usted y en su cuidado, puede que ella opte por descubrir más.
- Ella puede estar temerosa. En un esfuerzo por evitar la retaliación, las víctimas a menudo limitan la magnitud del pecado de su esposo, para protegerse a sí mismas y/o a sus hijos de este abuso creciente.
- Ella puede no tener la educación suficiente. Puede que no reconozca la pecaminosidad y ubicuidad del control de su esposo, y por consiguiente, puede que no entienda o no sea capaz de articular la extensión total del abuso que ha sufrido.
Contrastando, el abusador tiende a emplear comportamientos engañosos por variedad de razones.
- Puede que se esté auto-engañando. Los hombres abusivos creen con frecuencia que sus acciones están justificadas y que tienen el derecho del control que ejercen sobre otros.
- Puede que se esté auto-protegiendo. Los hombres abusivos a menudo trabajan duro para mitigar y/o evadir las consecuencias de sus acciones y para proteger su reputación y estilo de vida en sus hogares, iglesias y comunidades.
- Puede estar resistiéndose a un auto-examen. Debido al profundamente enraizado orgullo y arrogancia presentes en el corazón de hombre abusivos[3], cuando son confrontados con su pecado y su efecto en otros, generalmente responden a la defensiva o con intentos de encubrir y excusar en vez de desear humilde y seriamente que su pecado sea expuesto y lidiar con él justamente.
Hay esperanza para aquellos ministrando al abusado y al abusador.
Siempre que haya pecado, habrá engaño. Los consejeros bíblicos pueden y deben crecer en su discernimiento, aprendiendo a reconocer y valientemente confrontar el engaño en cualquiera de las formas que pueda tomar. Si está navegando por las aguas turbias de un caso de abuso, sintiéndose con la visión nublada y confundido, por favor, considere la profunda confusión de la esposa cuyo esposo emplea estas tácticas de engaño a diario. Las víctimas de abuso viven en un mundo patas arriba donde las realidades de su relación matrimonial cambian constantemente y la verdad es un terreno resbaloso, donde es difícil agarrarse. Que ser testigo de los efectos caóticos del engaño le animen a luchar, aun más contra aquellos que perpetúan la mentira.
Pablo insta a la iglesia en Éfeso, “Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. Así que no se hagan cómplices de ellos. Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor. No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo» (Ef. 5:6-14).
Cuando estén ministrando a aquellos cegados y esclavizados por el pecado, estamos llamados a estar alerta, manteniendo una visión clara, luchando activamente contra la posibilidad del engaño, y haciendo todo lo que podemos hacer para no aliarnos con la mentira y la oscuridad de otros. Que seamos capaces de caminar fielmente como hijos de Luz, moviéndonos hacia lo que es bueno, justo y verdadero. Que seamos capaces de discernir qué agrada al Señor y qué no. Que nuestros esfuerzos por intervenir reflejen la luz de Cristo. Que nosotros, como nuestro Salvador, podamos brillar en la oscuridad, exponiendo al pecado como la podredumbre que es, al llamar al arrepentimiento y ofrecer la esperanza de la resurrección.
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[1] Para una breve introducción a las dinámicas del abuso doméstico, What is Domestic Violence?, uno de los cuatro entrenamientos dados por el pastor y consejero bíblico Chris Moles durante 2017 IBCD Summer Institute Pre-Conference.
[2] Para aprender más acerca de las respuestas comunes de minimización, negación y culpa del abusador, escuche Episode #85 of The PeaceWorks Podcast por Chris Moles.
[3] Para entender mejor el funcionamiento interno del corazón del abusador, lea The Heart of Domestic Abuse: Gospel Solutions for Men Who Use Control and Violence in the Home por Chris Moles
Que importante saber y conocer a través de la palabra de Dios las artimañas que usa el diablo para manipular y entorpecer los planes de Dios para una buena relección de pareja y cual importante saber detectar por medio del estudio este pecado de abuso domestico. Muchas gracias.