IBCD | 2021
Como pastores, tendemos a presionarnos. Después de todo, las exigencias son muchas y, a menudo, inmediatas. Se necesita mucho tiempo para estudiar y preparar el sermón del domingo y es algo que hay que hacer todas las semanas. Añada a eso, tal vez, un sermón el domingo por la noche, un estudio bíblico el miércoles por la noche, y tal vez incluso una clase de escuela dominical. Y luego están las visitas al hospital y la consejería, que a menudo requieren atención inmediata y pueden ser emocionalmente agotadoras. Se siente cansado, pero sigue adelante, la mayoría de las veces por el deseo que tiene de ministrar a su rebaño, pero, tal vez incluso a veces, por un sentido de obligación, ya que es el ministro pagado y esto es lo que la gente espera de usted. Pero independientemente de su motivación, puede presionarse de una manera no bíblica.
Lo llamo “antibíblico” porque si bien Dios nos diseñó para trabajar (Génesis 1:28; 1 Pedro 5:1-2), también nos diseñó con una necesidad de descanso (Éxodo 20:8-11). Cuando estuvo en la tierra, Jesús demostró esta necesidad. En Marcos 6, vemos a Jesús enviando a los apóstoles a ministrar en las aldeas (vs. 7-13). A su regreso, estaban entusiasmados por contarle todo lo que había sucedido, pero el ministerio seguía a un ritmo acelerado (“muchos iban y venían, y no tenían tiempo ni para comer”, v. 31b). ¿Cuál fue la respuesta de Jesús? “Venid vosotros solos y descansad un poco” (v. 31a), y luego “se fueron en la barca a un lugar desierto, ellos solos” (v. 32). Al leer todo el capítulo, vemos que todavía había muchas necesidades y oportunidades de ministerio, pero Jesús se llevó a sus discípulos a un lugar apartado para que presumiblemente descansaran. Incluso Jesús mismo “se apartó” de grandes oportunidades de ministerio para estar con su Padre en oración o para descansar (Marcos 1:35; Lucas 4:42).
Como pastores y como personas que vivimos en un cuerpo creado y diseñado por Dios, necesitamos refrescarnos física y espiritualmente con regularidad. Como dijo Abraham Lincoln:
“Denme seis horas para cortar un árbol y pasaré las primeras cuatro afilando el hacha”.
Si continúa “cortando leña” en su ministerio sin dedicar tiempo a afilar el hacha, trabajará duro, pero no será eficaz. Aquí hay algunas señales de que usted está atrasado para una realineación del tiempo dedicado al ministerio versus el descanso:
¿Se siente cansado con frecuencia o constantemente?
Si es así, evalúe sus patrones de sueño, ejercicio y dieta. Estos son elementos básicos para “afilar la sierra”. Dios diseñó su cuerpo para que necesitara estos tres elementos a fin de trabajar de la mejor manera posible. Hágalos una prioridad y planifíquelos en su horario. Cuando usted hace esto, no sólo tendrá más energía física, sino que también pensará más claramente. No está siendo perezoso o egoísta al cuidar de esto, está siendo sabio y equipándose para un ministerio efectivo a largo plazo.
¿Cuánto tiempo a solas con Dios tiene?
Otra cita, esta vez de Martín Lutero:
“Tengo tantos asuntos que hacer hoy, que no podré terminarlos con menos de tres horas de oración”.
Si está demasiado ocupado para pasar constantemente tiempo a solas con Dios, es una señal segura de que está confiando en sus propias fuerzas para ministrar en lugar de confiar en el Espíritu Santo. Es Su iglesia, no la suya, y usted necesita trabajar en Su fuerza, no en la suya (Mateo 16:18; Efesios 3:16; 6:10).
¿Está desanimado?
A menudo, esto es una señal de agotamiento. Cada vez que me siento desanimado o abrumado, mi muy sabia esposa simplemente me dice: “Vete a la cama. Podrás pensar con más claridad por la mañana”. También puede ser una señal de que sus expectativas necesitan un reajuste. De nuevo, es Su iglesia, no la suya. A menudo tenemos grandes expectativas de cómo deberían salir las cosas. Pero su trabajo es ser fiel y confiar en Dios para los resultados -grandes o pequeños- que Él se proponga (Prov 19:21).
¿Es usted menos paciente o empático?
Ser propenso a la impaciencia es ciertamente un rasgo de carácter desconcertante para los pastores, pero si usted se encuentra menos paciente con las personas a las que cuida, es otra señal segura de que necesita “alejarse y descansar”. La impaciencia y la falta de empatía pueden venir tanto del exceso de trabajo, como de atravesar los lugares oscuros de la vida de las personas. Caminar con personas en crisis y dolor tendrá un efecto en usted. Si descubre que se preocupa menos, es un buen momento para preocuparse más por sí mismo.
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Recuerde que la promesa de Mateo 11:28-29 es también para los pastores. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera”.
En conclusión, dedicar tiempo al descanso físico y espiritual es necesario, ya que Dios nos creó para existir en cuerpos físicos y para depender relacionalmente (por ejemplo, emocional y espiritualmente) de Él. Cuando usted se preocupa por hacer esto, a su vez bendice a aquellos a quienes está ministrando. Servirá mejor cuando cuide de sí mismo.